
El Vivero Municipal enfrenta una ola de vandalismo y hurtos que está devastando sus instalaciones y afectando gravemente la producción. A pesar de contar con cámaras de seguridad 360º, los ataques se repiten, causando daños irrecuperables. El personal, angustiado y desbordado, se ve obligado a enfocarse en salvar lo poco que queda.