Estas notas, básicamente por una cuestión de deformación profesional del que escribe, se ocupan de temas económicos en Argentina.
La historia nos asegura que resulta casi imposible quedarnos sin temas económicos para comentar. Es más, creo que somos la población que mas debe hablar de economía en el planeta.
Tipo de cambio, tasas de interés, índices de precios, riesgo país, FMI, deuda, salarios, empleo, PBI, bonos, tarifas, y así podría seguir enumerando temas de los que casi seguramente todos, en algún momento nos hemos encontrado hablando o discutiendo sobre ellos.
Situación que no se da en temas de medicina o derecho civil, ¿verdad?
Tambien es cierto que la realidad económica cotidiana, nos empuja a meternos en esas disquisiciones que los humanos del resto del mundo prácticamente ignoran.
Sin embargo hoy, en realidad durante todos estos días, la economía esta siendo eclipsada por la política y la justicia. ¿O son ambas la misma cosa?
La decisión de Cristina Kirchner de postularse como candidata a diputada provincial por la Tercere sección electoral del gran Buenos Aires y la casi consecuente definición de la Corte Suprema de Justicia, confirmando la condena de la ex presidenta, domina las noticias y las cabezas, tanto de los kirchneristas de los anti kirchneristas y de casi todo el espectro del medio de la sociedad argentina.
Pero la economía siempre está. Y está peligrosamente agazapada detrás de este telón que la política y la justicia nos han puesto delante de nuestros ojos.
Digo que está agazapada porque las cuestiones económicas de estos días no han encontrado el eco y los debates que hubieran tenido sin la aparición de estos dos movimientos político/judiciales.
Me refiero a básicamente dos cosas. La oficialización de un esquema de toma de deuda casi programada. Podríamos decir una tablita endeudadora, ya que el gobierno informó que tomará deuda a razón de U$ 1.000M por mes hasta fin de año más unos U$ 2.000/3.000M bajo la modalidad REPO (un esquema de deuda con garantía de recompra de los acticos o títulos entregados).
Con el objetivo, casi temerario desde mi óptica, de reforzar las Reservas del Banco Central. Más reservas con más deudas. De que tipo de reservas se tratarán, es otro tema. Dado que Argentina tiene que pagar muchos dólares de intereses y capital, este y los próximos años, el periodista Julián Guarino dijo, con muy buen tino, que el gobierno simplemente está “alquilando” dólares. Se alquilan dólares vía deuda, para que luego el FMI entregue los próximos U$ 2.000M que ya comprometió. Deuda por más deuda.
El objetivo ultimo de este mecanismo de endeudamiento es hacer lo que sea para no comprar dólares en el mercado local, de forma que el tipo de cambio no suba por mayor demanda y de ahí suban los precios internos: la inflación.
La forma genuina de mejorar las reservas internacionales es con dólares provenientes de mayores exportaciones, que implicarían mayores niveles de actividad sin aumento de deuda.
Pero el gobierno mira octubre. Y a octubre tiene que llegar con la más baja inflación posible. Cueste lo que cueste como algún funcionario ya manifestó.
Cómo no estaría eclipsada toda esta movida económica si lo sucedido con la ex presidenta rompe cualquier proyección previa respecto a lo que pueda pasar en septiembre en Bs As y en octubre en el país.
El otro tema, en absoluto separado del anterior, es que en mayo el INDEC informó una inflación de 1,5%. La mas baja en 5 años. Hace 5 años estábamos en pleno encierro y freno de actividades por la pandemia.
Pero cuidado, baja inflación no significa que todo está mas barato. Significa que en promedio los bienes y servicios aumentan menos que en 2023, por ejemplo.
No significa tampoco que todos podamos consumir más, porque eso lo define la relación entre nuestros ingresos y los precios de los bienes y servicios.
¿Qué es lo que la conmoción política/judicial esta tapando de la economía?
Lo que a mi entender sale del foco de atención, es que estamos viviendo el Plan Dolarito o el Plan Octubre. Cada uno le pondrá el nombre que quiera, pero sin dudas estamos ante un corsé sobre precios y salarios, a costa de mayor endeudamiento externo, con el solo objetivo de mantener o disminuir los índices inflacionarios lo más posible, para ganar las elecciones de octubre.
Mas allá que las elecciones de octubre tienen una proyección imposible de prever hoy, habrá un ganador y un perdedor, pero tambien habrá un noviembre. Inexorablemente.
Y el gobierno puede creer que llegar con una inflación menor al 1% mensual y con un dólar de $ 1.000 tiene garantizado el triunfo electoral y con ello el éxito económico.
Pero cuidado, no puede olvidarse que en el año 2001 la inflación fue de -1,5% (si, menos uno coma cinco) y el dólar vivía en la convertibilidad del 1 a 1.
Que la economía este agazapada detrás de la turbulencia político/judicial, puede darnos un zarpazo del que salgamos todos muy lastimados.