El Brazo de la Inclusión: Felicidad que Brota del Agua

Una pileta que abre un mar de las posibilidades a través la instalación de un dispositivo de acceso en una piscina de San Carlos de Bariloche. Un hito en inclusión y brinda la oportunidad, por primera vez, de disfrutar del agua a niños y jóvenes con discapacidad motriz, transformando una jornada en una celebración de vida.

La gestión coordinada desde la Dirección General de Gestión para Personas con Discapacidad ha tejido una nueva realidad para muchas familias de San Carlos de Bariloche. Un trabajo silencioso, enfocado en derribar barreras físicas, ha culminado en un momento de profunda alegría compartida. Se trata de un avance que, más allá de lo material, representa un acceso a la plenitud.

La novedad se centra en la pileta del Camping AMEC, que ahora cuenta con un brazo mecánico hidráulico. Este dispositivo ha sido instalado con el objetivo fundamental de permitir el ingreso de personas con discapacidad motriz, convirtiendo este espacio de esparcimiento en un lugar verdaderamente accesible para todos.

Hasta este momento, la realidad era limitante: muchos niños y jóvenes de la ciudad no podían acceder a ninguna pileta. La falta de infraestructura adecuada representaba un obstáculo para algo tan sencillo como el disfrute de un día de natación, una experiencia que ahora se abre ante ellos.

Este logro es el resultado de una colaboración concreta entre la Municipalidad, a través de la Dirección General de Gestión para Personas con Discapacidad a cargo de Rocío Godoy, y la administración de las piletas de AMEC. Esta alianza demuestra el poder de la acción conjunta cuando el foco está puesto en el bienestar de la comunidad.

La directora Rocío Godoy compartió la fuerza emotiva de la jornada inaugural: “Es la primer pileta de San Carlos de Bariloche que tiene este brazo hidráulico que sirve para que los chicos con personas discapacidad motriz puedan ingresar a la pileta, y la familia está muy contenta porque la verdad que la mayoría de los chicos son los chicos de los barrios”.

“Hay uno que no conocía una pileta, que nunca pisó una pileta, así que las madres estaban muy agradecidas”, continuó Godoy. “Fue muy emocionante, porque ver la felicidad de ellos es impagable.” La intensidad de esas palabras refleja la magnitud de la transformación lograda.

“Nosotros desde la municipalidad compramos ese brazo mecánico y ellos (AMEC) se encargaron de instalarlo. Eso es maravilloso”, dijo. La compra municipal y la instalación por parte del complejo deportivo establecen un modelo de gestión colaborativa que entrega soluciones directas y palpables.

La actividad se desarrolla en un clima de unidad y soporte. Cada persona con discapacidad asiste con su acompañante personal, y los padres también forman parte activa de la jornada. Son momentos que se viven como únicos, una construcción de memoria colectiva donde se trabaja en conjunto para garantizar que la experiencia sea completa y feliz para todos los involucrados.

Finalmente, la logística se articula con precisión desde la Dirección General de Gestión. Se implementa un cronograma de traslado que organiza el recorrido para buscar a los participantes directamente en sus barrios, asegurando que el acceso a la pileta sea fluido y seguro. Este sistema de acompañamiento integral facilita que la alegría del agua llegue sin demoras a quienes más la esperaban.

Este avance va mucho más allá de una única jornada de verano; representa el inicio de un cambio cultural duradero. Al establecer un precedente de accesibilidad, la instalación de este dispositivo proyecta una semilla de esperanza en toda la comunidad, enviando un mensaje claro: la recreación y el disfrute son derechos que deben ser garantizados sin distinciones. Este compromiso técnico y humano sienta las bases para que otras instituciones y espacios de la ciudad comprendan que la inclusión es la métrica de un futuro más equitativo y luminoso para las nuevas generaciones.

nestor